Muy Querido Santo Padre,

Tiene ante usted a jóvenes procedentes de 16 países diferentes, de los 5 continentes, de diversas iglesias cristianas. Animados por una misma pasión por el Bien Común, estamos comprometidos de diferentes maneras al servicio de los pobres, de la reconciliación de los pueblos y de la protección de nuestra casa común. Venimos con un inmenso reconocimiento y acción de gracias por sus encíclicas, en particular Laudato Si, que inspiro en gran medida la creación de nuestra Fraternidad Política. Y más recientemente Fratelli Tutti, que hace eco a lo que profesamos profundamente; en esta Fraternidad Política, vivimos la experiencia de la “diversidad reconciliada”, siguiendo al único Maestro y Señor. Es Él quien abre nuestra diversidad cultural y política a la sana exigencia del dialogo, y a una búsqueda humilde y paciente de la verdad. Enriquecidos de esta fraternidad y unidos por nuestra oración, queremos comprometer nuestras vidas al servicio del mundo, según el corazón de Dios.

La Fraternidad Política es guiada por la Comunidad de Chemin Neuf, de quien hemos recibimos su espiritualidad carismática e ignaciana, que nos lleva a elegir a Dios en primer lugar y a encontrarlo en todas las cosas; su vocación por la unidad, a través de la experiencia de la fraternidad universal de Ubuntu; mediante la oración y el compromiso no-violento por la paz y la reconciliación; su vida apostólica, especialmente en las periferias la que nos abre a una política que se vive en la acción y en la caridad, dejándonos llevar por el Espíritu Santo.

Desde la proclamación de nuestro manifiesto durante la JMJ de Polonia, hemos sido testigos de la llamada concreta que Dios ha dirigido a muchos de nosotros a través de la Fraternidad Política. Hoy en día, algunos de nosotros son elegidos o activos en diversos partidos políticos y grupos influyentes, otros participan en iniciativas locales, de instituciones nacionales e internacionales.

Y es por esto que queremos orar a su lado como hermano, porque compartimos la preocupación de un mundo donde el individualismo nos ha hecho sordos al grito de la Tierra y al grito de los pobres. Nosotros queremos dar testimonio de como jóvenes, hombres y mujeres, se movilizan juntos para llevar esperanza y paz. En Burundi, por ejemplo, la Fraternidad Política reúne desde hace unos meses alrededor de treinta jóvenes, a veces políticamente opuestos, pero que en la fraternidad, en nombre de Cristo, reivindican la política. Aquí en Europa, a raíz de esta pandemia, estamos respondiendo a su llamado “soñar juntos”: varios de nosotros, preparan el evento Changemakers, que reunirá este verano en Budapest jóvenes de todo el continente, para escuchar “lo que el Espíritu dice a las Iglesias” para pasar a la acción juntos, y así lograr el cambio al que aspiramos para el mundo.

Finalmente venimos ante usted como nuestro Padre. Desde hace 6 años, día tras día, usted ha dicho que “podemos llegar a ser santos haciendo política”, y que, nosotros los cristianos “debemos involucrarnos en política”. ¡Continúe, Santo Padre, haciéndonos “levantar del sillón”!. Los jóvenes ardemos en el deseo de construir un mundo reconciliado, pero nuestro ardor se apaga a menudo por la desesperanza y la pasividad. Que la iglesia suscite, anime y acompañe cada vez más el ímpetu y la energía de nuestra generación. Le presentamos en particular este pequeño comienzo de nuestra Fraternidad política y su próximo encuentro de Changemakers. Nos gustaría recibir de su parte y de la Iglesia, una palabra de envío y de sabiduría, para que la esperanza que portamos pueda irradiar y llevar a otros jóvenes cristianos a atreverse a “ponerse las botas” y entrar en el juego de constructores del mundo de mañana.

Con toda nuestra gratitud, le aseguramos que se encuentra en nuestras oraciones por su vida y su apostolado. Que el Espíritu de Dios inspire siempre su ministerio y sea su fuerza para guiar a la Iglesia de Cristo.